MARYCARMEN HERRERA | RECONSTRUCCION Y EMPODERAMIENTO
El proceso de vida de una mujer que ha vivido en violencia; está saturada de sentimientos encontrados y de confusión, en donde se fracturan totalmente, los elementos que conforman nuestra autoestima. La percepción de nosotras mismas, se va construyendo en base a las vivencias y experiencias a lo largo de la infancia y si nuestras necesidades emocionales y afectivas son satisfechas; nos percibiremos como un ser valioso, capaz, merecedora del amor, respeto y protección del entorno y así confiaremos en que el mundo es amable y confiable La satisfacción de todas nuestras necesidades emocionales estarán satisfechas o no, en función de lo vivido. Si en nuestro mundo solo existe: carencia afectiva, no protección y un entorno violento; integraremos que así es el mundo, y ser violentada es algo natural, ya que así es la relación entre las personas.
Esto se exacerba cuando hemos vivido violencia continua o extrema, y situaciones traumáticas que vivimos, requieren ser elaboradas y trascendidas para que podamos continuar nuestra vida con mayor conciencia y con la capacidad de elegir mejores opciones que sean a nuestro favor; para lo cual, necesitamos la resignificación de mí como persona, de mí como mujer y reaprender que las relaciones con otros pueden ser diferentes, sin violencia y con todo ello; crear de un proyecto de vida diferente.
La educación sexual tiene como objetivo, proporcionar y reafirmar bases sólidas y objetivas, que me permitirán tomar conciencia, para actuar de manera responsable conmigo misma, no solo en mi vida sexual, sino de forma integral como ser humano; logrando la conciencia de mi derecho a vivir una vida plena, sin violencia, enriquecedora y positiva; mi vida continúa y requiero de herramientas para vivirla de una manera propositiva y para que mis elecciones sean adecuadas para mí, dentro de un marco diferente al aprendido.