MARYCARMEN HERRERA | ¡Por más que le digo, no me obedece!
Muchos de nosotros ahora adultos, crecimos con una educación en donde predominaba el autoritarismo, la rigidez y en muchos casos los castigos y los golpes; la nueva tecnología, la información, el surgimiento de “los Derechos de los niños”, aunado a cambios de estilo de vida en donde ambos padres trabajan (en la mayoría de los casos); trayendo sentimientos de culpa por la ausencia, y buscamos “compensar” con aspectos materiales y no siendo suficientemente firmes cuando marcamos un límite ante un comportamiento no adecuado ya sea en la escuela, en las calificaciones o en su relación con los hermanos, maestros o incluso con nosotros mismos como padres o madres.
Nuestro papel como padres es acompañarles, guiarles y orientarles a lo largo de su crecimiento y marcarles límites para que sean conscientes, de que los actos que realizamos tienen consecuencias; es prepararles para respetar las normas sociales y de convivencia que van a encontrar en cualquier ámbito de su vida; y esto, tiene que ver con acompañarlos con amor.